Lic. Carlos Manuel Estrella. |
ANECDOTA....Por Ramón Lora
SANTIAGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Aquel lunes de diciembre y en
medio del ambiente navideño que imperaba en el centro de la ciudad de Santiago,
el reportero Carlos Manuel Estrella, principiante en el oficio periodístico
para el año 1981, llegó callado y muy temprano al meridiano La Información , como era
su costumbre.
De inmediato, se internó en un rincón de la redacción y comenzó a
estructurar una información que había “ligado” durante el fin de semana, la
cual estaba pautada para la primera página de la edición de ese día, muy frío y
muy lluvioso.
Parecía enojado. Algo andaba mal. Refunfuñaba y miraba por encima
de sus espejuelos circulares, de pasta negra, como si estuviera cegato, que
tenía sujetado casi en la punta de su pronunciada nariz, pero seguía fajado,
cuerpo a cuerpo, con una maquinilla Olivetti, color gris, tratando de terminar
la historia.
Mientras esto ocurría, en otro rincón, todo era chistes, historias
y carcajadas. Anselmo Silverio, Osiris García, Claudio Concepción y Ramón Lora,
estaban recordando sus travesuras y sus andanzas del fin de semana. Eran
solteros y muy jóvenes.
¿Qué le pasa a Carlos ?.. Preguntaba Claudio Concepción… ¡ Mira,
está como enojado ¡.. Es posible que esté “embotao”, murmuraba Osiris. (
“Embotao” es un vocablo que se utiliza en el argot periodístico para expresar
que las ideas no fluyen con normalidad).
Ciertamente, Claudio tenía una percepción muy certera. Carlos
Manuel no podía conciliar las ideas y en múltiples ocasiones sólo se escuchaba
el “fuin…”, (sonido fugaz) que producía el rolo de su maquinilla, cuando sacaba
bruscamente la cuartilla, que ya había sido dañada.
Estaba preocupado porque la llamada la “hora – pico” se acercaba y
debía entregar la crónica para ser sometida al proceso de corrección,
composición y diagramación. Carlos Manuel, siempre ha sido devoto de la
perfección, redacta sin desperdicios, con buena coherencia y era “el niño
mimado” de Don Armando Almánzar, jefe de redacción del periódico.
En realidad, estaba en una posición muy incómoda. Se acercaban las
once de la mañana y todavía no había estructurado ni siquiera el “lead”
(párrafo o párrafos de entrada de las noticias). No encontraba “el filo de la
información”.
Su caso era entendible, pues él sabía que cuando un reportero se
retrasada en la entrega de una nota, lo menos que podía esperar era la reacción
de Don Armando, un jefe de redacción muy exigente, culto y rabioso.
La situación era más complicada porque Don Armando ya había
enviado en dos ocasiones al mensajero interno a buscar la historia y Carlos le
manifestaba: “Dile que ya va”.
De repente, los reporteros que estaban en la redacción observaron
que Don Armando salió de su oficina, ubicada en la primera planta, respiró
profundamente, se rascó la parte superior de su cabeza y subió al baño que
estaba en el segundo nivel del edificio.
Se notaba ansioso y nervioso. Llamó nueva vez al mensajero y le
ordenó: “Mira, ve donde Carlos
Manuel y dile que si él está redactando un capítulo de la Biblia , carajo”…
Acto seguido, el emisario transmitió el mensaje a Carlos Manuel,
quien, de inmediato, estupefacto, volvió a reiterar: Dile que ya va”.
En efecto, la reacción de Don Armando parece que iluminó la mente
de Carlos Manuel, pues, minutos después, terminó su historia.
Cuando entregó la información, se levantó de su modesto escritorio
y se integró a la tertulia de sus compañeros. “Caramba, que alivio después de esta pesadilla, que malo es estar
“embotao”, agregó, finalmente.
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Carlos Manuel Estrella es periodista, abogado,
comentarista de radio y televisión, maestro de ceremonias, profesor de
periodismo, comunicación social y derecho en universidades del país. Fue
reportero-redactor, jefe de redacción, director y columnista del periódico La Información. Columnista
del periódico El Nacional, Productor del programa Puntos y Enfoques, productor
asociado de la Revista
de Haime Thomás y Presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago
(ACDS).
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