domingo, 5 de junio de 2016

ANECDOTA:

Periodista confunde códigos con camones y dijo:
" Que vaina, son coditos, no camarones "

Por Ramón Lora

El inquieto periodista Rafael Monsanto se movía incesante en el salón de recepciones del otrora Hotel Santiago Camino Real, donde la Asociación Interamericana de Hombres de Empresas ofreció un almuerzo a la prensa con motivo de las navidades del año 1983.

Monsanto, de figura enjuta y estatura normal, llegó a bordo de su “apreciado” Yamaha 80, color rojo chino, su “compañero” de tantas aventuras nocturnas en recodos de los suburbios de la parte baja de la ciudad, en los cuales buscaban francachelas y damiselas. Aún, “El Viejo Mon”, como también le llaman algunos amigos, hace alarde de sus encantos para atraer “féminas”. Incluso, habla de cifras…!


Para esa época, Monsanto estaba muy bien ataviado. Vestía una chaqueta color azul celeste, pantalón y zapatos negros, y en su faz mestiza, bien rasurada, tenía una barbilla tricolor (rojiza, blanca y negra), de estilo puntiagudo (peinada hacia delante), que llamaba mucho la atención.

En realidad, las actividades sociales forman parte del quehacer cotidiano de los periodistas y de los comunicadores. En estos ambientes, se producen chistes y situaciones indelebles que se convierten en historias agradables, algunas; y desagradables, otras.

A ese tenor, “El Viejo Mon”, serrano de pura cepa, fue protagonista de una acción que todavía recuerdan con estupor algunos periodistas y comunicadores que estaban a su lado en ese momento.

Para ese encuentro navideño, definido como “fraternal” por el empresario Domingo Valle, presidente de la Asociación, se preparó un menú muy exquisito y muy atractivo. La actividad fue a “casa llena”, como dice el refranero popular.

Serían las 2:00 de la tarde, cuando el periodista Carlos Ramírez Báez, maestro de ceremonia, de manera muy pausada, convocó a los presentes a disfrutar del “suculento manjar”.
Desde la fila, Monsanto divisó que había platos muy singulares, entre ellos, uno que parecía camarones en salsa roja, muy llamativo, por cierto.

Cuando le tocó el turno para servirse, tomó una gran cantidad de los supuestos camarones, cubrió gran parte de su plato y se dirigió muy jubiloso a su mesa.

Ya preparado para degustar el primer bocado, se dio cuenta que eran coditos y no camarones. En ese momento, sorprendido, mudó su vista para todos los lados, y con cierta vergüenza, expresó: “Que vaina, son coditos, no camarones” .

Carlos Núñez, uno de los periodistas que compartía la mesa con él, al escuchar su decepción, le dijo: ¡ Anjá, no me diga, está bueno que te pase por ambicioso !.

Monsanto, que ya se había “aplomado” unos tragos, rápidamente volvió al bufet, pero, esta vez, actuó como un auténtico dominicano. Tomó un plato y lo rebozó de moro negro, con lonjas de pechuga de pollo a la crema y varias porciones de ensaladas.

Posteriormente, volvió a su mesa, degustó felizmente su almuerzo y sonrió a carcajadas mientras acariciaba su abdomen. Después de todo, bien lo dice el viejo refrán: “Nunca deje un camino real por una vereda”.
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• Rafael Monsanto es nativo de San José de Las Matas. Director del periódico Santiago Digital, fue redactor de los noticiarios La Situación Mundial, Informativo 930 y Mundonoticias, Productor de los programas de televisión Sin Censura y Contacto con el Pueblo.

Pérfil del autor: Esta anécdota está contenida en el libro “Anécdotas de Periodistas y Comunicadores de Santiago”, de la autoría del periodista y abogado Ramón Lora, ex jefe de redacción en Santiago de los periódicos El Siglo, La Información, El caribe-CDN-Canal 37 y el Canal 7 Cibao. Además, es autor de los libros El delito de la Palabra, la Libertad de Expresión en la República Dominicana y Diseños y Producción de Periódicos.








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