EDITORIAL
¡ Macana, macana, carajo !...
Estamos
saturados de drogas, crímenes horrendos y delincuencia. Para reducir estos
flajelos es necesario modificar los códigos penales. Hay que eliminar de esos
textos la libertad bajo fianza, en materia criminal; la libertad condicional y
aumentar la pena máxima a cien años, para no decir cadena perpetua. Y si esto
no funciona, ¡ carajo ¡…entonces debemos poner en ejecución la silla eléctrica, la
pena de muerte o para decirlo de una manera más civilizada, “el paredón”.
Macana, macana, como decía un otrora contralmirante.
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