sábado, 11 de noviembre de 2017

Ha muerto Picotazo: Un periodista
de línea dura, rebelde y contestatario

• Por Ramón Lora

SANTIAGO, República Dominicana.-No sé por qué, pero en vez de informar sobre su fallecimiento, prefiero recordar algunas hazañas, históricas y rebeldes, de Max Rodríguez (Picotazo),  aquel periodista y locutor de línea dura, soberbio, que en múltiples ocasiones expuso su vida por defender a sus colegas y a la sociedad. Ya sabemos que murió la madrugada de este sábado 11 de noviembre del 2017.

Pues bien, ¿y  quién era Picotazo ?...Era un gran profesional, de buen conversar, hiperactivo, bocón, tribuno, polifacético y de una dicción sui géneris. Para él, el periodismo era sinónimo de denuncias.

Por eso, todavía retumban en los estudios de Radio Norte y en las cabezas de sus compañeros de trabajo, aquellos discursos, conmovedores y alarmantes, que pronunciaba en la emisión cotidiana de su noticiario la Opinión Ciudadana y Sus Picotazos que se difundía por esa estación de 11:00 a 12:00 de la mañana.

Durante su jornada periodística, que ejercicio con firmeza y sin temores en Santiago, La Vega, Santo Domingo y el extranjero, mantuvo su actitud de denuncias contra los sectores de poder, represivos y las injusticias.

A ese tenor, vale enumerar algunas de sus acciones, recordemos, a ver: En una ocasión, en la década del 70, durante un almuerzo navideño convocado por la Universidad Católica Madre y Maestra,  los periodistas comenzaron a entrevistar a su rector Monseñor Agripino Núñez Collado.

Cuando le tocó el turno a Max, como le llamaban a Picotazo sus amigos más cercanos, él, quien ya estaba estimulado por unos tragos, mirando a Monseñor, cara a cara, le dijo: Usted y la UCMM son los culpables de que la UASD no se haya instalado en Santiago. “Cojollos”, dijo, que era una de sus expresiones favoritas. Monseñor quedó estupefacto, los presentes se veían y ahí terminó el encuentro.

Y en San José de Las Matas, sí, allá en la sierra, el periodista José Jáquez, corresponsal de su noticiario, tenía su vida en peligro. La Policía lo buscaba para darle el último adiós por sus ideas políticas.. Cuando Picotazo se enteró, se enganchó una pistola calibre 45 que portaba, invitó a sus compañeros periodistas, buscaron a Jáquez, lo llevaron al cuartel de ese municipio, pero hubo que entregárselo a regañadientes.

José Guillermo Quiñones, también redactor de su espacio noticioso, tuvo un altercado con policías en Montecristi. Picotazo hizo lo mismo, se presentó al cuartel donde estaba y hubo que ponerlo en libertad en las mismas condiciones.

Fue un defensor de la sociedad, de los presos políticos, de los perseguidos, de los marginados, de los periodistas, de los locutores y cosas de la vida, murió pobre, olvidado e implorando una pensión. Con sus virtudes y sus defectos, fue un gran hombre.

Y ahora, después de tantos años, quienes trabajamos con él todavía recordamos algunas de sus frases. Así, por ejemplo, “cojollos”, una expresión de rebeldía; “Bombo”, cuando se refería al coronel Graciano de Los Santos, otrora jefe de la Policía de Santiago; y “el vampiro” cuando aludía a un famoso personaje reformista.

Así era Picotazo. Que en paz descanse hermano…



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