El primer niño dominicano con Covid-19 narra los días de su calvario
• Por Onelio Domínguez
Hoy, Alán, a un año de haber padecido la enfermedad, lleva una vida normal, pero asegura que nunca olvidará cómo en medio de un momento tan difícil, a él le brindaban tanto amor, cariño y un trato que siempre llevará en su mente. “Nunca olvidaré el amor y el cariño que en ese momento recibí del personal de salud, de mi familia, mis amigos, y de todo el apoyo que recibimos de la gente”, expresa el menor.
Al responder sobre su experiencia dentro de una unidad de aislamiento, dice que no soportaba ver cómo los médicos con todo y su indumentaria de protección entraban y salían del Ramón de Lara, sin importarles el riesgo al que se exponían.
Aunque el adolescente que hoy tiene 13 años lleva una vida normal, juega y estudia como cualquier persona, admite que nunca olvidará el temor que sintió al padecer un virus desconocido, durar 12 días en un espacio de aislamiento, pero sobre todo, nunca borrará de su memoria el gesto de su papá de quedarse acompañándolo en esta prueba tan difícil.
“Algo aterrador”
Su caso se comprobó el 3 de marzo, luego del menor llegar al país procedente de Europa. Fue ingresado en el hospital Militar Ramón de Lara y, llamó la atención de la sociedad que su padre Dionisio Ramón Fernández también pidió quedarse en el centro asistencial para no dejar solo a su hijo.
• Alan junto a su padre. |
“Fue la experiencia más triste que he pasado en mi vida. Desde el mismo instante que llegamos al hospital, no había un día que no llorara, porque no sabía lo que le pasaría a mi hijo”, dijo el padre sin dejar de contar que también le aterraba ver cómo cada día eran más los pacientes que llegaban al centro.
“Pacientes que llegaban en camilla y salían en ataúd. Todo esto aumentaba mi angustia, y me hacían preguntarme si mi hijo saldría vivo de allí. No puedo negar que fue algo traumático, saber también que mi hijo debía ser trasladado al Ramón de Lara, única unidad de aislamiento para ese entonces en el país. Es lo más triste que he vivido en mi vida”, comenta el santiaguero Dionisio Ramón Fernández.
Relata que es muy aterrador para un padre saber que su hijo, con apenas 12 años de edad, había dado positivo a una enfermedad desconocida, que un año después, mantiene al mundo de cabeza.
Recuerda que Alán fue llevado a revisar a un centro de salud de Santiago, luego de que presentara fiebre alta y una tos muy pronunciada. El 3 de marzo 2020, finalmente se comprobó que era positivo al Covid. “Fue un duro golpe para nosotros, pero el trago más amargo fue cuando el personal de Salud Pública le informó que su hijo debía ser trasladado al hospital Ramón de Lara. “No me importó el riesgo al que me exponía yo también, con problemas de asma y de diabetes, enfermedades enemigas del virus, con todo y eso decidí acompañarle en esa difícil travesía”, narra el padre.
Afortunadamente no se contagió. Alán fue el único de cinco miembros de la familia que estuvieron de viaje, que contrajo esta enfermedad. Duró 12 días en la unidad de Covid-19 del hospital Ramón de Lara. La situación de salud del niño no afectó sus estudios, ya que luego de que fue dado de alta, continuó sus clases a distancia.
Un llamado del padre
Por la experiencia que vivió y viendo cómo el virus se ha expandido a un año del primer caso en el país, Dionisio Ramón Fernández aprovecha la ocasión para mostrar su desacuerdo con que las autoridades de Educación inicien el proceso de reapertura de las clases presenciales. “Sería bueno esperar que a que todos los dominicanos estén vacunados o una gran parte de la población. Es preferible esperar los tres meses que restan de clase para que culmine este año escolar y no poner en peligro a los estudiantes”, opina.
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